Se rentan expertos en crisis

A los incontables compañeros de generación que han peleado las mismas batallas.

“A veces, la única manera de soportar el presente es inventarse futuros prometedores, soñar con todo lo que haremos cuando termine lo inaceptable”Guadalupe Nettel

1982— Crisis No.1, 12 años

“Letter for Mr González C.” gritó como todos los días en el horario de la cena el responsable de repartir la correspondencia a los cadetes que nos encontrábamos reunidos en el amplio “dining room”. Estábamos en pleno ciclo escolar, faltarían aún varios meses de estadía en la escuela militar enclavada en el norte de Virginia; a pesar de llevar varios meses fuera de casa, me seguía emocionando recibir cartas de mi padres.

En la carta me platicaban de que México entraba en una crisis y que el peso mexicano se había devaluado de manera importante contra el dólar,  el costo de este se había ido al doble practicante, que tenía que ahorrar y sacarle jugo a los dólares que me habían asignado para del resto del periodo, que las cosas se venían difíciles. Aunque ya me había enterado por algunos de mis compañeros mexicanos, la carta nunca la olvidaré, como tampoco el impacto que tuvo en el país esa crisis del 82’. Sería la primera de una larga lista, y en particular, el inicio de una que duró varios años. El país se despertaba de la ilusión del dinero fácil por sus grandes reservas de petróleo con una deuda enorme, y una corrupción en todos los niveles de los distintos gobiernos federal y estatal. Los casos del Negro Durazo, Barragan Camacho, La Quina quedaron como paradigmáticos en la historia de México.

La impresión que me dejó aquella noticia debió ser de las que llaman de huella onda, cada vez que escucho de devaluaciones o crisis,  se me altera el sistema nervioso.

México detenía décadas del llamado «desarrollo estabilizador», e iniciaba de la mano de una explosión demográfica, a fabricar cantidad de personas en línea de pobreza económica.

 

1987— Crisis No.2, 17 años

Personas que nunca habían oído hablar de la bolsa de valores se entusiasmaron con la posibilidad de la riqueza a la mano. Alegremente, “la bolsa” generaba una cantidad de “nuevos ricos”, ganancias fáciles, en lo que se había convertido en una especie de pirinola que siempre caía del lado GANAN TODOS, gente contrataba deuda para invertirla en la bolsa, utilidad de saliva que le dicen, “avaricia colectiva” la llamaría el entonces presidente De la Madrid.

Aquél lunes negro, 19 de octubre, las bolsas del mundo se desplomaron como polvorín, la mexicana ese día perdió casi del 17% de su valor, en el resto del mes disminuyó su valor total mas de 37%; más de una tercera parte del valor de la bolsa se evaporó, los capitales extranjeros se apanicaron y salieron en estampida, el dólar subió ese año de 638 pesos a 1,405 pesos, más del doble, miles de gentes perdieron patrimonios enteros. Los precios cambiaban por hora, la inflación superaba al ciento cincuenta por ciento anual, una locura. La deuda mexicana se volvió  casi impagable, el FMI intervino e impuso medidas de disciplina fiscal, que de la mano de corrupción y medidas económicas mal aplicadas llevarían del país a una crisis social. El PRI  se escindió y nació  el PRD. Se aproximaba una elección presidencial y la famosa caída del sistema, anunciada —¿orquestada?—por  el entonces Secretario de Gobernación, un tal Manuel Bartlett. Fatídico final para el sexenio de la «renovación moral».

El estrés de los que seguíamos estudiando y apenas entraríamos al mercado laboral era altísimo, qué futuro nos esperaba.

 

1994— Crisis No.3, 24 años

“Este año tocamos el suelo y el siguiente año tocaremos el cielo!!!!!”, no dejaba de exclamar un buen amigo en la noche de aquel año nuevo del 95’. Ese año un grupo de amigos habíamos ahorrado para ir a esquiar a Canadá en las vacaciones de fin de año. Vivíamos en esa gloriosa ventana de la vida, edad maravillosa para algunos privilegiados, en la que aún vives a costa de tus padres, trabajas y te caen ingresos que fundamentalmente empleas en ver como te diviertes. Cinco días antes de salir de viaje, nos explotó aquel famoso error.

Me enteré de golpe por la prensa vista en el anaquel de un expendio de la colonia Polanco. Era la primera ocasión que a los de mi generación golpeaba en la cara, ya no éramos niños, estábamos en edad laboral, muchos con responsabilidades importantes ya. Yo me encontraba abriendo una nueva sucursal, con la ilusión que eso implica. Se me vino literalmente el mundo encima.

Las cantidades se habían vuelto inmanejables; en el año 93’, el gobierno de Carlos Salinas le quitó tres ceros al peso y México regreso a cifras entendibles, y se imagino un peso de más valor. El país parecía ir por buen camino, el milagro mexicano le llamaban algunos. El primer día del año 94’ sin embargo, nos despertó de la cruda realidad con el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en San Cristobal de las Casas, nos abría los ojos para mostrar enormes desigualdades . Colosio, el candidato oficialista moriría asesinado meses después, posteriormente lo mismo sucedió con Francisco Ruiz Massieu, cuñado del presidente y presidente del PRI. México votó con miedo por una apuesta conocida, el partido oficial y su candidato Ernesto Zedillo. Se inició con continuidad en la política económica, pero la presión de la deuda contraída durante el  gobierno de Salinas explotó, posiblemente porque un error en el manejo fino de la economía, posiblemente porque no había opción. En México se le conoció como el “error de diciembre”, al mundo entero afectó, le denominaron efecto Tequila.

Mi amigo, valga decir, 26 años después me platica durante esta pandemia, calmo, con un tequila en la mano, sus aprendizajes de las crisis. Se creyó hasta la última de sus palabras, y en efecto llevo a su empresa a un cielo terrenal.

 

2020— Crisis No.4, 50 años

Lo de hoy no se sabe que es, se parece a la tormenta perfecta, un mundo dañado, un país dividido, una clase política que se ha agudizado en su mezquindad de siempre, un gobierno sin rumbo ni ideas, una economía endeble, una desigualdad que hiere, un virus que vino a ponernos a todo el mundo en nuestro sitio. Lo que venga no lo conoce nadie, está en todos —no en cada uno, esto no es para un club de optimistas— el construir la nueva realidad.

 

Colofón.

Hay que desmitificarlas. Las crisis son para entenderlas, abrazarlas, eliminar vicios, identificar oportunidades, corregir rumbos, cambiar paradigmas.

Sirven sobretodo para conocerte a ti; también para conocer quién te quiere, de quién estas cerca. Darte cuenta que los ataques son una pérdida de tiempo que no valen la pena responder, ignorar a aquellos que como escribió Borges: “quizá sus pobre vidas rudimentarias no poseían otro bien que su odio y por eso lo fueron acumulando”.

A las crisis no hay que temerles, hay que abrazarlas hasta que sean domadas.  A las crisis ya no les tengo ningún temor.

Referencias:

*https://www.eleconomista.com.mx/mercados/Con-el-lunes-negro-se-perdio-el-avance-que-habia-tenido-la-Bolsa-Somoza-20191031-0050.html

https://www.economia.com.mx/el_crash_de_1987_en_mexico.htm

https://www.debate.com.mx/economia/tipo-cambio-historico-peso-mexicano-dolar-presidentes-devaluacion--20180320-0158.html